jueves, 26 de mayo de 2011

PLAYBALL!

Por ahí de 199 y algo, cuando yo aún estaba en mis años mozos -Los dieciocho ya me pesan- una persona a la que quiero mucho me dijo algo muy sabio... y muy técnico si no saben de beisbol:

"Si te vas del campo al tercer strike, no te preocupes: batea mejor a la siguiente entrada"

..¿entendieron?

Si no, google se los explicará gratis.




Pues si. Antes de continuar, y como ya vieron, esta entrada tampoco habla de cosplay -lo siento gente-, y de una vez aclararé por qué. Yo no soy cosmaker, cos-esto, cos-aquello, no soy "idol cosplay" ni nada por el estilo, ni me muero por serlo o alardeo de serlo. Soy una persona tan normal como mi condición de humano me permite serlo -o sea...muy poco- y aunque el cosplay es mi hobbie y me gusta hablar de ello, es uno de mis tantos gustos, y me enfocaré precisamente, en uno de ellos: el Beisbol. Oh si. Eria ADORA el beisbol -vamos a dejarlo asi: Beisbol, aunque no es el nombre oficial del deporte-.




Como decia... alguien muy querido me dijo eso, hace algunos ayeres, y fueron palabras que jamás se me borraron de la memoria. A lo mejor, entonces no entendía, o creía que lo hacía. Pero como es obvio, a los ocho años, no entiendes ni siquiera de qué va la vida. Mucho menos, de qué va el mundo.




¿Si lo entiendo ahora? ...analicemos...




El primer strike me llegó a los...doce o trece años, en la secundaria. Me habían advertido que sería difícil,no lo creí. Por supuesto, me equivocaba al no creerlo. Durante tres años, no tuve más opción que hacer lo que me decían, serlo que querían, vivir como me lo marcaban. A los catorce, no lo pude soportar, y caí. No le di a la pelota, ella me dió a mí. Pero estuvo bien. Todavía tenía dos strikes mas.

El segundo vino a mis diecisiete, después de lo que se conoce como tres "bolas", o sea,momentos de "buena suerte" si podemos llamarlo así. Pero es bien sabido que en el beisbol, nada esta escrito hasta el último instante, y cuando pensé que iba a ser una base por bola y que iba a subir al siguiente peldaño, me cayó el strike. Y dolió. Se me rompió el bat, se me rompió el brazo, se me rompió el alma, se me fracturó todo. La pelota destruyó todo con lo que podía defenderme, y más, por que fué una bola rápida, de esas que nunca sabes cuándo llegan ni de dónde vienen, pero las sientes, a morir.



Aquel strike fué cardiaco. Fué y será el que más me dolió. Y pensé que no me iba a levantar.




Afortunadamente, en el juego siempre hay alguien dispuesto a brindarte un bat cuando el tuyo se ha roto, y te da también una sonrisa de aliento a media entrada para que busques el hit o de perdida, la base por bola. El problema es cuando sientes la presión encima, el pensar que no vas a poder hacer carrera, el cansancio,el miedo. Y me cayó el strike, otra vez, pero al menos, intenté defenderme. Rompí el bat -qué costumbre la mía-, pero esta vez, ya lo había asimilado. Sabía que no estaba en condiciones de darle a la pelota, y que irremediablemente vendría el strike y con él, el Out. Me fuí a la banca, cansado, estresado y harto. Yo ya no quería jugar.

Es curioso cómo los fracasos terminan calando tan fuerte, ¿no?


Pero me mandaron de nuevo al campo, al inicio de la tercera entrada. Bat de acero, como mandado a hacer. El casco de mi mejor amigo protegiéndome, los guantes de la leyenda del campo en las manos. Y vuelvo a salir al campo, en medio de la algarabía del público. No hay sol, el partido se juega de noche. Los jugadores se colocan en posición, esperando las indicaciones,y se dibuja una sonrisa en los labios del bateador, quien ya comprendió las famosas palabras que le dedicaran. Y jura que no habrá más strikes.









Y de pronto, aquella famosa tonada......llega el momento de la verdad.











¡PLAYBALL!






















T.

martes, 17 de mayo de 2011

Desde mi encierro

A veces -especialmente en casos como el mio- es bien extraño tener un tiempecito para sentarte tranquilamente frente a tu computadora de confianza, con una taza de café, y pensar sólo en lo que se te da la gana pensar, mientras mantienes el msn en "ocupado" y escuchas unas cuantas canciones de esas inspiradoras que te llegan. Es muy extraño, reconfortante, pero muy extraño. Y es mas curioso, por que ahora que ya no tengo escuela ( excepto el curso de inglés una vez a la semana) ni preocupaciones, no se me da la gana salir a ningún lado. ¿A que es bizarro?


En realidad estoy pasando por lo que yo llamo la "etapa Hikkikomori poco Hikkikomori de Mello". Yo soy una persona a la que le encanta estar sola, especialmente después de estar tratando con mucha gente o de estar bajo presión, por lo cual, no bien hube terminado la prepa, decidí encerrarme en casa -aunque no a cal y canto- para disfrutar de mi soledad. Retomo ahora viejos vicios y costumbres, más que nada, para reencontrarme conmigo y con nosotros mismos.


He de decir que mi rutina no es para nada extravagante, ni mucho menos, por que a esto tampoco puedo llamarle un "retiro espiritual" ni nada por el estilo -ya dije que es mi Hikkikomorismo poco Hikkikomori-. Me despierto temprano, pongo agua a hervir, hago café para dos, me preparo un desayuno sencillo. A veces, me da por leer en la cama, desde muy temprano, mientras me tomo el café, pero eso casi siempre pasa sólo los miércoles. En las tardes, la rutina se vuelve usual, por que mis papás llegan, y después de la comida, cada quien de regreso a su mundo. Por las noches, me desvelo, largo y tendido. De vez en cuando, por gusto. De vez en cuando, por pensar en cuándo voy a verle.


En lo general, no tengo por que quejarme de este tranquilo modo de vida, y aunque extraño a muchas personas, necesito pasarme un tiempo asi. Claro que tampoco me he encerrado y me ha tocado salir, aunque lo hago sólo por mera obligación y sólo unas cuatro o cinco veces, por mi propio gusto. Pero tengan por seguro que en cuanto se me pase esta etapa, andaré muy seguido por ahí, vagando como me gusta hacerlo. Especialmente en días de lluvia.







Hablando de cosas poco importantes, me puse a leer manga, a leer, a leer, y a leer. Y me traumé con Katekyo Hitman Reborn. Y con Bakuman -pero eso no es novedad-. Katekyo me dió un no-se-qué que no puedo superar. Especialmente con cuatro personajes: Mukuro Rokudo (santo seas, Mukuro), Hibari Kyouya, Belphegor (ése siempre ha sido mi trauma, desde hace cuatro años) y Yamamoto Takeshi (cualquier semejanza con él es mera coincidencia....en serio). Y ya empecé con mi larga lista cosplay, teniendo en primer lugar a Belphegor, en segundo, a Yamamoto, tercero, a Mukuro,y por último, a Hibari. Si se dan cuenta, todos estos personajes tienen también un patrón en cuanto a comportamiento -a excepción de Yamamoto-, que concuerda específicamente con el mío. ¿No se dan cuenta? Fíjense otra vez. ¿Ya?



Espero que sí, por que yo no lo voy a explicar.




Otra de las cosas que he hecho mientras mi vida transcurre es estar en el sacrosantísimo Twitter y demás redes sociales. ¡Y vaya que esas cosas son poderosas! Creo que aprendes mucho, muchisimo más de la gente, incluso, más de lo que ellos piensan. Por ejemplo, en estos días me he puesto a analizar a muchos amigos, y especialmente, a muchos cosplayers y "frikis". Y me he llevado cada sorpresita....


Peeeeeeeeeeeeeeero en eso no me voy a meter, por que de entrada, no soy yo y no son mis asuntos, asi que como me diría mi señora Abuela: "calladito, te ves más bonito"




Total...la vida pasa. A veces, se me escurre como agua. Otras, es más pesada que el acero. Pero la voy llevando. De a poquito, pero la llevo. Muy tranquilamente. De hecho, creo que desde el viaje mágico a Veracruz -me muero por regresar- me siento más ligero y mucho más...¿como decirlo? "Sin peso". O sea, mas tranquilo. Sin embargo, yo sé que mi etapa de encierro no va a durar para siempre, y una vez que me sienta mejor, voy a volver a salir al sol y a andar por la vida.






¿Lo bueno?









Que si se me antoja, me encierro de nuevo. Y no precisamente en mi casa.




































T.